Acompañar al desarrollo del bebé es sobretodo respetar al máximo a la persona del bebé, hacerlo parte activa (y no pasiva) de su propio crecimiento.
Acompañar al bebé es crear todas las condiciones que le permitan desarrollarse de manera única, activa y autónoma. Es prepararle un lugar en el que se pueda mover libremente, sin peligros. Un lugar donde pueda hacer, actuar y descubrir.
Acompañar al bebé es no ponerlo en posturas que no domina, a las que no ha llegado por sí mismo, que lo exponen al fracaso. Es respetar el momento del desarrollo en el que se encuentra y facilitar el entorno que le lleve a experimentar la confianza en si mismo a partir de las cosas que sabe hacer y no de las que no sabe hacer.
Acompañar al bebé es proporcionarle la calidad de un entorno adaptado y ajustado a él. Es filtrar y organizar los estímulos que recibe. Es seleccionar los juguetes y los objetos adecuados que le brinden la oportunidad de integrar las propiedades de los mismos, establecer comparaciones, hacer análisis, desarrollar hipótesis. Es crear el medio para favorecer la exploración, la manipulación, desarrollar su inteligencia y su atención.
Acompañar al desarrollo del bebé es promover la seguridad en el bebé. Ofrecerle las relaciones personales estables, necesarias para garantizar su seguridad afectiva y construir una imagen adecuada de sí mismo.
Acompañar al bebé es comunicar con él. Comunicar con él, es anticipar y contarle todo lo que está sucediendo con él, cuando lo vamos a tomar de la cuna, cuando lo bañamos, cuando lo cambiamos, cuando le estamos dando la comida, cuando lo transportamos, cuando lo posamos en la cuna, o cuando lo cambiamos de lugar.
Para poder acompañar al bebé es necesario poder observarlo y escucharlo para crear un medio que favorezca su desarrollo psíquico, físico y emocional.